Las nubes avanzan… Vienen, descargan y se van. No se complican. Pero la tristeza que trajeron con ellas ha decidido que le apetecía quedarse. Creo que realmente le ha gustado esto de verla llorar. ¿Debería sentirse halagada? Pues creo que más bien se siente estúpida. Esa niña buena que se ha compadecido hasta de la misma tristeza, y que la ha dejado invadirla, romperla y hasta cambiarla… Ya nunca sonríe, no canta canciones si no son lentas y tristes, no quiere bailar. Solo se encierra y llora, se mete en una burbuja donde espera que ya nadie le haga daño, le teme a todo y ama la soledad. No puede confiar, tampoco querer: seria exponer demasiado su débil corazoncito al peligro.  ¿Qué será ahora de ella? Creo que solo le queda esperar que el sol de verano le devuelva la alegría que las nubes le robaron.

Porque lo necesito. Necesito bailar. Dar vueltas, zapatear, girar y moverme por todos lados. Es la única forma que tengo de expresarme, de desahogarme, de sentir que en ese momento nada importa, nada se interpone entre yo y ser la reina del universo, nada tiene la suficientemente fuerza como para vencerme, como para derrumbarme, nada ni nadie va a poder conmigo... Porque lo necesito. Necesito bailar en este momento... Necesito sentir todo eso y mas, necesito sentirme bien conmigo misma y sé que solo así llego a conseguirlo.

¿Bipolaridades? Puede, pero no me importa.

Recuerdos, buenos, malos, pero recuerdos al fin y al cabo. Siempre las mismas personas: tú, yo. ¿Porque siempre estas tu? Haciéndome reír, soñar o llegando hasta tal extremo que mis ojos hinchados prefieran esconderse antes de que les veas. ¿Que significado tendrá que siempre aparezcas en mis sueños? ¿Estaré enamorándome de ti? ¡No! No quiero enamorar-me, no quiero sufrir más, no quiero llorar. Pero pensándolo bien, ¿qué tiene de malo tenerte presente en todo lo que hago? Me gusta cerrar los ojos y verte solo a ti, me encanta notar como mi corazón se acelera cuando te acercas a mí. No lo sé, no sé si quiero estar o no enamorada pero creo que quiera lo que quiera, eso no depende de mi así que destino, aquí estoy, en tus manos, no me hagas daño. Te lo pido por favor.

Porque los actos son las cuerdas que amarran las palabras para que el viento no se las lleve...

Porque el único remedio contra tanta paranoia es un poco de cariño...

- Lo se, se que te hice daño, entiendo el rencor, la rabia, todo pero escúchame al menos. Hablaré claro... Tú fuiste como un globo para un niño pequeño: algo por lo que llora cuando no se lo conceden, lo que le causa una sonrisa cuando lo consigue pero lo que al darle poca importancia, se le resbala y vuela, hecha a volar, y volando se va. Cuando el niño se da cuenta de lo que realmente ha pasado llora, vuelve a llorar, lo ha perdido, seguramente para siempre. Pero esta historia viene con final feliz, el niño encuentra su globo en un árbol, lo ve, ya casi puede alcanzarlo, ya lo tiene, vuelve a ser suyo y hará todos los nudos que hagan falta y mas para que nunca, repito, NUNCA, se vuelva a escapar. Me entiendes ya? 

Porque esta vida nos va dando puñaladas, una tras otra, nunca para... Algunas apenas las notamos, otras, por lo contrario, nunca llegan a cicatrizar, son icurables... A veces creo que la vida se rie de mi, puñalada tras puñalada, y de las que duelen... Debería empezar a madurar y darme cuenta de que la vida no es justa.  De que cuando crees que todo es perfecto, se acerca para hacerte daño, puñalada tras puñalada, hasta destrozarte y hacerte desear no haber vivido esos últimos días.